La Idea de construir un templo expiatorio dedicado a la Sagrada Familia en unos nuevos terrenos del Eixample barcelonés fue del librero Josep Maria Bocabella, para lo que fundó la Asociación de Devotos de San José. Para ello adquirió una manzana entera del Eixample en un lugar conocido como El Poblet, cerca del Camp de l'Arpa, en Sant Martí de Provençals, entre las calles Provença, Mallorca, y Sardenya. El solar costó 172.000 pesetas de la época.[ El proyecto fue encargado en primer lugar a Francisco de Paula del Villar y Lozano, que ideó un conjunto neogótico, desechando la idea de Bocabella de hacer una réplica del Santuario de Loreto (que se supone fue la casa de José y María en Nazaret).[6] El proyecto de Villar consistía en una iglesia de tres naves, con los elementos típicos del gótico, como los ventanales alveolados, los contrafuertes exteriores y un alto campanario en forma de aguja. En
1883,